ADVERTENCIA

Esta es la historia de unas personas, amigos, que comenzaron a reencontrarse por medio de cartas via mail... lo que suceda está por verse... está diagramado a tiempo real (una carta espera a la otra, casi siempre) si sos impaciente... ni lo intentes, los autores no se hacen responsables de daños colaterales. Lo que si te recomiendan es que empieces por la primera carta, asi la comprension global de la historia es mayor, busca en la barra lateral las publicaciones o anda hasta el final del blog (que ahi comienza) y buena jornada literaria.

jueves, 14 de mayo de 2009

pablo, 14 de mayo

Hola, Pablo. ¿Cómo te va? Te cuento que yo ando un poco mejor de la cabeza, por eso me animé a escribirte nuevamente. Me encuentro con los pensamientos mucho más claros, aunque me siento muy solo, abandonado en las tinieblas que tejen mis dudas alrededor mío. Lo único claro es que, mientras no descubra los secretos que yo mismo oculto de mí, no estaré en paz. Esto hace que me invada una rabia sorda . Rabia contra aquel algo invisible a mis ojos. Esta ira se infiltra, silenciosa, como agua, por todos los rincones de mi cuerpo. Una ira llena de tristeza. Que no puedo descargar en nada. Que no puedo ahogar. Algo que aún no puedo expresar con palabras.
Cada vez que me recuesto para dormir tengo terror de que mis sueños me jueguen otra mala pasada y, como un juego macabro, me haga creer cosas que no lo son en realidad. Por eso mismo el domingo pasado, aunque tenía mucha modorra, en lugar de ir a recostarme me fui a dar una vuelta para echar un vistazo a las visitas. Me ubiqué en un banco del parque al solcito y desde ahí veía a los demás internos del hospital, compartiendo el domingo con sus familiares. Me dejé llevar por los rostros felices del entorno y posé de repente la vista en una pareja, que andaba a los arrumacos en un banco cercano al mío. El hombre me resultaba familiar, no sé, algo en sus facciones, me decía que yo lo conocía de algún lado. No era ni alto ni bajo. Llevaba anteojos de sol un tanto ridículos. El pelo largo hasta los hombros, atado con una gomita. A primera vista me pareció más joven, pero al sacarse los anteojos pude ver un rictus de cansancio a ambos lados de la nariz. Ese detalle me descifró quien era: ¿te acordás de Carlitos, el primo de Javi? Bueno era él. Hice lo posible para que me mire. Tosí, silbé, carraspeé. Hasta que al fin me dirigió la mirada y un saludo, lo que me habilitó a acercarme. Luego de los saludos de cortesía, y de esquivar mis motivos de estadía en el hospital, conversamos largo y tendido sobre bueyes perdidos. En un momento me habló de algunos amigos en común: el negro Cacho, que tuvo un hijo con Mariana. Manolo que sigue escribiendo poesía y ya editó dos libros, ahora anda de gira por España con la presentación que es todo un éxito. La verdad, es que el domingo, yo todavía andaba confundido y no recuerdo mucho más. Lo que si me quedó grabado fue su comentario sobre Laura. En un momento me preguntó cómo andaba con Laura, porque hace un tiempo se habían cruzado en un pasillo del hospital con ella que le dijo que me venía a ver. ¿Estás seguro? Le pregunté y el respondió “si ¿por qué?” se hizo un silencio mortal entre ambos y el arremetió con un “siempre tan unidos ustedes dos… a mi siempre me pareció que entre ustedes había onda, siempre supe que Laura se iba a pelear con Pablo porque estaba enganchada con vos, se re notaba, era re obvio. Lástima que fue de esa forma tan violenta. Pablo es un zarpado. No había necesidad de hacerles eso” “claro, claro” dije yo para que él continúe con su relato, pero en eso, la mina que estaba con él lo abrazo y Carlitos se disculpó, me saludó y se fue a caminar por el jardín con su señorita celosa. Yo me quedé con ganas de saber más, así que dí unas vueltas por el parque hasta que los perdí de vista, me senté en el banco que está pegado a la entrada, para que no se me escapen y me quedé dormido. Al despertar, la noche había caído y me metí en el edificio porque el frío apretaba un tanto. ¿Qué me vas a decir, ahora? No estuve soñando. Por favor sincerate conmigo. Espero tu respuesta. Saludos.
Darío.

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